Adrián Toledo: “El accidente me cambió la vida pero no hay que bajar los brazos nunca”
En una entrevista para este medio, el jugador de futsal de La Emilia relató el difícil momento que tuvo que atravesar tras su accidente en moto y cómo debió adaptarse jugando con un solo brazo.
El futsal nos regala una infinidad de historias para contar, de alegrías y tristezas, de superación en la vida y obstáculos que muchas veces se deben sortear. La historia a continuación lo tiene como protagonista a Adrián Toledo, jugador de futsal de La Emilia que milita en la Liga Departamental San Martín y que desde hace años juega con un solo brazo.
En el año 2013, Adrián sufrió un grave accidente en moto que le dejó una parálisis total de su brazo izquierdo. Producto de ese golpe, tuvo daño en los cuatro nervios principales que van de la cervical hasta el brazo, lo que comúnmente se llama en medicina el plexo braquial. Si bien recibió cirugías para lograr recomponer la red de nervios, su brazo quedó paralizado sin sensibilidad ni movimiento alguno.
El accidente le cambió la vida pero eso no logró que pierda la fe ni ponerse obstáculos. Adrián tuvo que volver a adaptarse, ahora todo con un solo brazo. Jugar al fútbol con amigos, competir en futsal, criar a su familia, incluso poder jugar videojuegos, otra de sus pasiones recreativas, agarrando el joystick de la play con una sola mano.
Adrián contó a este medio, en una entrevista exclusiva, cómo fue esa adaptación: “Pasé por todo un proceso antes de probar entrenar de nuevo futsal porque después del accidente estuve mucho tiempo con la rehabilitación. Había perdido muchísimo estado físico, tenía poca resistencia, perdí mucha masa muscular. Pero lo que más me preocupaba era la estabilidad con un solo brazo para correr, patear o como iba a ser para aguantar una pelota. Sabía que me iba a costar porque antes del accidente practicaba este deporte y no es nada fácil ponerse a ritmo”, sostuvo en la nota.
“Entonces empecé con lo básico, salía a caminar y trataba de trotar lo más que podía. Cada vez que lo hacía se me salía el brazo inmóvil del cabestrillo, por el movimiento del cuerpo. La solución fue ponerme una faja elástica sobre lo que nombre recién para que se quede en su lugar esa parte del cuerpo, así también estar un poco más estable a la hora de entrenar. Igualmente fue contraproducente porque al apretarme el pecho no me dejaba respirar bien”, explicó Adrián.
Además contó que siempre cuando podía en sus ratos libres le pegaba a la pelota contra la pared con los dos pies para mejorar el golpe: “Cada vez que lo hacía me caía, no llegaba a apoyar el pie de nuevo por ende terminaba en el suelo. Fueron varios meses para adaptarme a esas cosas. Apenas me sentí bien como para seguir con la siguiente etapa, me junte con mis amigos para jugar un fútbol 5 para ver cómo me iba, a pesar que me faltaba técnica estuve bastante bien. Jugué varias veces hasta que decidí que era hora de animarme a ir a un club, no a competir, si no a buscar lo que me faltaba, meter entrenamientos hasta estar apto para la competencia. Al ser otro roce, es mucho más duro, no te perdonan como un amistoso, cuestión que terminé en el club La Emilia, de San Jorge, Santa Fe”, dijo sobre su llegada el equipo de la LDFSM.
En unas palabras para la familia de La Emilia, valoró: “Gente maravillosa que me trataron excelente desde que llegue, tanto compañeros de la disciplina como profesores, a los cuales estoy eternamente agradecido por hacerme tan fácil la transición para competir. Actualmente estoy jugando para esta institución hace ya 5 años aproximadamente y tuve el agrado de que me tengan en cuenta para jugar a nivel nacional en un torneo en San Justo, Santa Fe, que fue la experiencia más hermosa que viví en este deporte”, contó sobre la competencia afuera con el equipo.
Sobre el final, a modo de mensaje para aquellos que lo necesitan y están transcurriendo algo similar, remarcó: “Todo lo del accidente me cambio la vida prácticamente. Por mi experiencia fue muy difícil adaptarme a mi nueva vida al principio, necesitaba ayuda para casi todo. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo vas aprendiendo cosas nuevas, a independizarse. Hoy en día hago cosas con una mano que ni si quiera me imaginaba antes, como por ejemplo, atarme los cordones solo, juego a la play, al pádel, al básquet, al vóley, aprendí a nadar y muchas otras cosas más. Aunque hay que lidiar a veces con la paciencia pero también se aprende”.
En el año 2013, Adrián sufrió un grave accidente en moto que le dejó una parálisis total de su brazo izquierdo. Producto de ese golpe, tuvo daño en los cuatro nervios principales que van de la cervical hasta el brazo, lo que comúnmente se llama en medicina el plexo braquial. Si bien recibió cirugías para lograr recomponer la red de nervios, su brazo quedó paralizado sin sensibilidad ni movimiento alguno.
El accidente le cambió la vida pero eso no logró que pierda la fe ni ponerse obstáculos. Adrián tuvo que volver a adaptarse, ahora todo con un solo brazo. Jugar al fútbol con amigos, competir en futsal, criar a su familia, incluso poder jugar videojuegos, otra de sus pasiones recreativas, agarrando el joystick de la play con una sola mano.
Adrián contó a este medio, en una entrevista exclusiva, cómo fue esa adaptación: “Pasé por todo un proceso antes de probar entrenar de nuevo futsal porque después del accidente estuve mucho tiempo con la rehabilitación. Había perdido muchísimo estado físico, tenía poca resistencia, perdí mucha masa muscular. Pero lo que más me preocupaba era la estabilidad con un solo brazo para correr, patear o como iba a ser para aguantar una pelota. Sabía que me iba a costar porque antes del accidente practicaba este deporte y no es nada fácil ponerse a ritmo”, sostuvo en la nota.
“Entonces empecé con lo básico, salía a caminar y trataba de trotar lo más que podía. Cada vez que lo hacía se me salía el brazo inmóvil del cabestrillo, por el movimiento del cuerpo. La solución fue ponerme una faja elástica sobre lo que nombre recién para que se quede en su lugar esa parte del cuerpo, así también estar un poco más estable a la hora de entrenar. Igualmente fue contraproducente porque al apretarme el pecho no me dejaba respirar bien”, explicó Adrián.
En unas palabras para la familia de La Emilia, valoró: “Gente maravillosa que me trataron excelente desde que llegue, tanto compañeros de la disciplina como profesores, a los cuales estoy eternamente agradecido por hacerme tan fácil la transición para competir. Actualmente estoy jugando para esta institución hace ya 5 años aproximadamente y tuve el agrado de que me tengan en cuenta para jugar a nivel nacional en un torneo en San Justo, Santa Fe, que fue la experiencia más hermosa que viví en este deporte”, contó sobre la competencia afuera con el equipo.
Sobre el final, a modo de mensaje para aquellos que lo necesitan y están transcurriendo algo similar, remarcó: “Todo lo del accidente me cambio la vida prácticamente. Por mi experiencia fue muy difícil adaptarme a mi nueva vida al principio, necesitaba ayuda para casi todo. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo vas aprendiendo cosas nuevas, a independizarse. Hoy en día hago cosas con una mano que ni si quiera me imaginaba antes, como por ejemplo, atarme los cordones solo, juego a la play, al pádel, al básquet, al vóley, aprendí a nadar y muchas otras cosas más. Aunque hay que lidiar a veces con la paciencia pero también se aprende”.
“Actualmente tengo un hijo de dos años y sigo aprendiendo cosas, es muy inquieto, piensen como es para cambiarlo yo solo con un brazo. No bajen los brazos nunca. La vida siempre pone obstáculos difíciles, momentos que dan ganas de dejar todo y no seguir, pero imagínense si ustedes están mal, como estarán las personas que los quieren, sin saber cómo los pueden ayudar. Ábranse, conversen, busquen la manera de afrontar lo que les pasa con alguien que esté dispuesto o dispuesta a escucharlos, acompañarlos, ayudarlos para que todo sea más fácil”, concluyó para la nota.
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